Doña Campiña – El Palacete – Cuevas de Almanzora

Si algo ha distinguido a Cuevas del Almanzora desde que la memoria tiene recuerdos es por su agricultura.

Tierra de sol abundante, clima templado en invierno, tierra fértil y agua escasa que sus habitantes han sabido gestionar con admirable eficacia.

No puede existir un entorno más privilegiado para el cultivo de frutas, hortalizas y verduras que el que ofrece Cuevas del Almanzora. Lo que no sobra es el agua, que cae poco y cuando cae en nada envidia al diluvio universal.

Uno se pregunta qué pintan las gigantescas y amplias ramblas secas y vacías de la zona, y no lo entiende hasta que ve llover, y la tromba de agua acumulada en las cercanas montañas se precipita hacia mar como una estampida de bisontes.

La cooperativa de agricultores de Cuevas del Almanzora montó su propio embalse para poder ofrecer una garantía hídrica a todos esos cultivos que nutren los mercados de la zona cada mañana y muchos de los supermercados del resto del país.

Doña Campiña se preguntó qué se podía hacer con ese gigantesco pantano, que mire usted por donde, se acabó aprovechando también para pruebas de remo y piragüismo olímpico, y actualmente alberga el cable-skí acuático mejor de Europa. Y es que hay que pensar que las cosas pueden tener muchas más utilidades de las que se les atribuyen. Sin embargo, por muchas vueltas que se le de a la imaginación, el campo, la agricultura y los cortijos son los que mandan en Cuevas del Almanzora.

Cuando fue el boom de la plata, allá por el siglo XIX, muchos cuevanos, como la familia de doña Campiña no se dejaron cegar por los negocios fáciles y no descuidaron sus tierras.

Y como nada dura para siempre, el auge de la explotación minera de la zona entró en declive apenas medio siglo después. Los que invirtieron bien sus dineros quedaron bien situados con mejores cortijos y latifundios, y muchos otros, que demasiado pronto se habían acostumbrado a vivir de las rentas, llevaron mal encarar un futuro sin oficio ni beneficio, ya que de niño rico no se vive a menos que te puedan garantizar la vida entera sin madurar ni laborar.